Cuentan que a veces un alma antigua puede descomponerse en varias partes que intentan reunirse de nuevo, de ahí el alma gemela, una identidad espiritual fraccionada que intenta volver a ser una. O hablan de almas que se buscan en todas las vidas buscando repetir experiencia amorosa. ¿Quién sabe? Lo que sí sé, es que entre las mil cosas de las que habla el Tarot, el Amor es uno de sus temas favoritos, incluso da un paso más allá y nos educa emocionalmente.
El imaginario colectivo ha cultivado desde el amor cortés medieval hasta Walt Disney, pasando por las reclamaciones civiles de la novela victoriana, esta idea de que el amor nos redime, nos salva y nos completa, y sin él estamos desequilibrados, tullidos y errantes. Y cuando el encuentro se produce, suenan las arpas celestiales. El aspecto que narra el palo de las Copas, una visión muy sesgada del asunto.
En el Tarot, el Loco nos enseña a ser libres también en el amor
Nos enseña a experimentar mientras se desliza en su viaje por los Arcanos. En el Papa nos enseña el compromiso del matrimonio, el pacto social con el que la Justicia, virtud de lo racional, cimenta la sociedad a través de la Ley. En cambio en el Diablo nos quiere abrir todas las bocas de nuestro cuerpo. Y nos enseña que tras templar el carácter en las virtudes, todo vale, las formas más inauditas de relación son posibles. El peligro, el enganche sexual que te puede esclavizar.
El Tarot y el amor según el molde del Papa y la Justicia
Si solo experimentásemos el compromiso matrimonial, nos perderíamos todo el aprendizaje y gran parte de la diversión. A veces fracasamos en el amor porque nos obstinamos en encajar todas las relaciones en el molde que trazan Papa y Justicia, y no nos atrevemos a dejar que estas fluyan hacia sus posibilidades reales. Porque hay tantos tipos de relaciones… Pero sigamos con el tema del alma gemela y el Tarot.
Cuando eres joven y las hormonas te ahogan, todo fluye hacia el encuentro
Gobierna el Arcano XI, la Fuerza, sujetando la boca del león sobre sus genitales en un esfuerzo de controlarlos con la inteligencia… El deseo tiende a la voracidad, a consumarse a lo grande y no contempla lo adecuado. Y ahí interviene la suerte de que el chispazo químico se produzca con la pareja correcta… o no. Solo con la madurez de la experimentación esa voracidad de la pasión se convierte en sabiduría, y se convierte en algo más lúcido y más gobernable, empiezan a equilibrarse, corazón y razón, hormonas y neuronas.
Es mejor haber amado y experimentado la vida y la muerte, que encerrarse en la Torre del no sentir…
En la madurez plena la libido se atempera y emerge una visión horizontal del asunto, en la que se comprende más. No te quieres inmolar en el altar de amor y has visto los suficiente para comprender que el ara del matrimonio también es el lugar donde se inmola a los vírgenes inexperimentados a un dios terrible que los someterá a muchas pruebas de las que si salen victoriosos, la recompensa es la más doliente de todas, ya que uno enterrará al otro al final de la vida, la prueba final.
“Hasta que la muerte os separe” dice el sacerdote, advirtiéndolo con claridad, aunque creo que eso nadie lo escucha. El amor duele, siempre, pero eso no importa, es mejor haber amado y experimentado la vida y la muerte, que encerrarse en la Torre del no sentir…
“Devuélveme el impulso sin mesura, la dicha dolorosa en lo profundo, la fuerza de odio y el poder de amor, ¡Devuélveme otra vez mi juventud!” Fausto de Goethe.
Hay dos parejas claras en los Arcanos Mayores, los exuberantes Emperador y Emperatriz y los cautos Papa y Papisa, con sus lavadoras separadas, ya hablaré de ellos en otra ocasión.
En la interpretación tradicional de los Enamorados, que si usamos la traducción literal del francés L’AMOREUX es El Enamorado o El Amante observamos en la lámina un joven que duda entre dos mujeres, la mujer a la izquierda de la lámina tocada con una corona de laurel evoca la sabiduría, un amor más intelectual, en cambio, la mujer de la derecha, más joven y sensual tocada de mirto, evoca la consumación del deseo.
El joven duda entre ambas, entre el vicio y la virtud. Según algunos estudiosos una alusión al mito platónico de Venus Vulgaris versus Venus Caelestis. Amor Sacro, o Amor Profano. ¿Elegirá a la adecuada? Parece que sí, puesto que el Loco en tras el Amante se convierte en Emperador.
El Emperador y la Emperatriz encarnan al Yin y el Yang
Observamos al Emperador, con sus piernas cruzadas en una pose más femenina, mirando a la Emperatriz, sentada en una actitud masculina, que lo observa de soslayo. Imagen sutil de complementariedad.
Ambos reúnen a las cuatro parejas de los Arcanos Menores. Rey y reina de copas nos hablan del amor cortés, procurarán la comunicación, la felicidad y el ensueño. Rey y reina de bastos del valor del compañerismo, trabajarán duro para defenderse en la naturaleza. Rey y reina de oros serán pragmáticos y unirán recursos. Rey y reina de espadas, de preservar el castillo en los tiempos adversos, a menudo cada uno en una batalla diferente, pues aunque son pareja lidian en solitario esa guerra. El Rey esta lejos en la Cruzada, la Reina es la virago, la mujer que defiende su castillo cuando el consorte esta ausente.
Una vez más el Tarot nos narra sin ambages las caras de la experiencia humana y del arco de las relaciones. Hay muchas sumas y restas que hacer en el matrimonio, muchas batallas que librar en solitario, muchas ilusiones esfumadas, a la vez que mucho compañerismo, sueños comunes, vulnerabilidad compartida, confidencias, el arco de la lujuria trazando puentes que unen muy variadas orillas. Quizá sea esto el alma gemela, esta imagen de equilibrio entre elementos.
¿Pero resuelve esto la pregunta?, ¿puede ayudarme el Tarot a encontrar mi alma gemela?
Cuando leo las cartas muchas veces he anticipado este encuentro. A veces veo que el Emperador y la Emperatriz se van a encontrar en algún punto del futuro del consultante y siempre me da la risa. Muchas veces no se lo anticipo al consultante para no influirlo y dejar que el encuentro se consume. Es curioso como el Tarot anuncia con claridad a una persona si va a amar o no. A menudo, cuando el encuentro no llega rápido, se convierte en una prueba de fe. Muchas veces me consultan para esto, personas solitarias que van perdiendo la esperanza del amor. Y el Tarot les responde, ten paciencia, llegará, aunque aún no. O a veces habla de lo que es realmente importante saber en ese momento y se olvida del juego del amor.
Luego están los grandes buscadores, que buscan y buscan en una constante experimentación, dejando al Loco chiquito, eso sí, quieren controlar esa búsqueda, craso error. Abordan la búsqueda desde muchos lados con auténtico tesón. La búsqueda del compañero en la batalla de la vida. La búsqueda de quien nos haga más llevadera la dificultad del universo material. La búsqueda del padre o la madre de los hijos. La búsqueda de la otra parte. La búsqueda del príncipe azul. La búsqueda de quien nos complementa o nos completa. O quienes quieren ahogar el grito de estoy solaaaa/oooo. El Ermitaño nos enseña que estar solo no es la ausencia de otros, sino llenarse de uno mismo…
¿Perseguimos el arquetipo correcto?
A veces perseguimos el arquetipo erróneo y por esto ninguna relación sale bien. Ergo hay que cambiar el arquetipo. Esto pasa una vez más por el “Conócete a ti mismo”. Ahí sí que te puede ayudar de verdad el Tarot. Saber quién eres y cuáles son tus fortalezas. Solo cuando eres un ser humano soberano y completo puedes encontrar a alguien similar.
El error es obstinarse en su búsqueda, cuando deberíamos obstinarnos en la búsqueda del Yo. Solo cuando estemos completos podremos encontrar a alguien completo. Quizá esa es la “gemelitud” del alma. Dos personas completas que se encuentran y fluyen en el viaje de la vida.
En mi experiencia leyendo el Tarot, cuando la persona es correcta y todo fluye, nadie llama a la pitonisa, por esto cuando llamamos para entender qué ocurre en una relación que se tuerce, generalmente el Tarot nos va a hacer escuchar lo que en esa situación nadie quiere oír: le pusiste el traje de príncipe azul o de princesa encantada a un idiota; o te resistes a dejar partir a quien se fue, porque lo que fuera que hubiera o sintiera, se acabó. Para siempre es un concepto huidizo.
El Tarot nos enseña que todo es ciclo.
A veces, también consultamos para reparar una crisis, y el Tarot nos llama a la responsabilidad de asumir errores y pelear por ese amor que subyace.
A veces me llaman para consultar la infidelidad, mi consejo, consulta mejor a un detective.
En fin, concluyendo, el refrán de mi tierra que dice: “Casamiento y mortaja del cielo bajan”, quizá sea la respuesta a este asunto del alma gemela.
En cualquier caso, podemos escrutar las cartas y ver qué nos cuentan cuando quieras.
O si quieres sumergirte en el estudio de este lenguaje fascinante a tiempo estás de inscribirte en el próximo grupo de iniciación al Tarot que empezará en septiembre.
Y luego está esta bella canción…