Al estar la baraja de 22 Arcanos Mayores concebida al calor de la Escuela Neoplatónica que impulsaron los Medici en la Florencia del siglo XV, con el Tarot Visconti Sforza y alcanzar su madurez en la Francia prerevolucionaria con la impresión definitiva del Tarot de Marsella por Nicolas Conver en 1740, refleja en su viaje iconográfico pequeños juegos de divulgación filosófica que preconizan en si, el tránsito de la Edad Moderna a la Contemporánea anticipando el derrumbe de las clases sociales, el triunfo de la ciencia y la libertad de la mujer.
Es asombroso su mensaje en este sentido, la mujer igual al hombre, Papisa- Emperatriz junto a Emperador-Papa, lo espiritual y lo civil desde lo masculino y lo femenino.
El triunfo de las virtudes platónicas que forjan el carácter y crean una sociedad más compacta, Templanza, Justicia y Fuerza. El triunfo de la ciencia de la mano del Mago, truco o experimento, culminando con la Estrella y el Mundo, la maravillosa doncella desnuda que cura y equilibra elementos trascendiendo la dualidad en términos de emergencia, el todo es mayor que la suma de sus partes.
En el viaje de la vida nos identifica con el Loco, errante sin miedo, que nos devuelve nuestra libertad, y nos insta a ir ligeros de equipaje, impulsados por la curiosidad y el afán de experimentación. El Mago nos habla de nuestras habilidades de nacimiento que son nuestros mejores recursos.
El Ermitaño nos conecta con nuestra visión interior, esta que de niños conocíamos con certeza. El Diablo nos da poder o nos somete si no sabemos dominarlo y nos conduce finalmente a la Estrella que nos permite elegir al fin nuestra vía al darnos una visión global de nuestro cosmos, lo de arriba igual a lo de abajo.
El Tarot nos permite a través del desafío de interiorizar cada arquetipo llegar a descubrir quiénes somos, qué queremos y curar las heridas que se van produciendo en el viaje de la vida al comprenderlas. “Conócete a ti mismo” estaba inscrito en el Oráculo del Delfos.
Un universo simbólico fascinante.